Caída del cabello en niños ¿Cuándo es normal y cuándo no?

La caída del cabello en niños es normal en la mayoría de los casos, sin embargo, existen ocasiones en las que puede llegar a ser un signo de un problema de salud subyacente.

¿Cuándo es normal la caída del cabello en niños?

La caída del cabello en los niños es normal en algunas etapas del desarrollo; principalmente durante el periodo conocido como la primera infancia (0 – 5 años). En esta etapa, es común que los niños pierdan una gran cantidad de cabello, debido a un cambio en los ciclos de crecimiento del mismo. Esto se conoce como «telógena», y es completamente normal.

A medida que los niños crecen, su cuerpo comienza a estabilizarse y la caída del cabello se reduce significativamente.

¿Cuándo no es normal la caída del cabello en niños?

La caída del pelo en los niños puede ser preocupante si la misma es excesiva, y ya no forma parte de un cambio normal en los ciclos de crecimiento del mismo. En ese caso, es importante consultar a un especialista.

Hay varias posibles causas para la caída del cabello en los niños, no relacionadas con un ciclo de crecimiento, y de condicionamiento médico, dentro de las que se incluyen: infecciones del cuero cabelludo, trastornos hormonales, alopecia, y trastornos alimenticios. Además, algunos medicamentos también pueden causar la caída del mismo.

Si tu pequeño tiene una caída volumétrica del cabello, y no estás segura de la causa, es importante llevarlo al médico para evaluar el motivo subyacente. Este puede realizar pruebas y exámenes para determinar la causa y, si es necesario, recomendar un tratamiento.

Por lo pronto, si lo que está experimentando tu pequeño es una caída no tan representativa, y tu intuición de madre te indica que no es parte de su ciclo natural de crecimiento, te compartimos por acá un par de motivos adicionales, completamente normales y no clínicos, que pueden estar ocasionándola:

5 causas comunes de pérdida de cabello en niños:

• Pérdida de cabello por fricción: Algunos niños pierden cabello en la parte posterior porque frotan su cabeza repetidamente contra el colchón, la almohada, el piso u otra superficie. Los niños superan este comportamiento a medida que crecen. Una vez que dejen de frotarse, su cabello volverá a la normalidad.
• Uso de productos inadecuados: Al igual que sucede con los bebés, el cabello de los niños sigue siendo muy frágil. Por eso, hay que escoger productos sin parabenos, libres de sal y libre de componentes agresivos, que no dañen el tallo del cabello, preferiblemente que sean a base de extractos naturales, y que dejen el pelo limpio y nutrido. También se recomienda evitar el uso de productos que puedan debilitarlo como artículos para adultos, laca o gomina.
• Secado con aire caliente: El exceso de calor del secador también puede dañar el cabello de tu pequeño y hacer que este se caiga. Cuando seques el cabello de tu hijo, usa un ajuste de calor muy bajo o, incluso, aire frío. No lo seques todos los días para minimizar la exposición al calor.
• Uso de cintas para el cabello: para que el pelo de los niños no se debilite ni se rompa, es necesario tratarlo con delicadeza. Es decir, nada de utilizar gomas para el cabello que sean demasiado fuertes, ni apretadas.
• Cepillado agresivo: El cabello también puede caerse si se cepilla con demasiada fuerza. Por eso, es necesario también ser cuidadosos a la hora de peinar el cabello de tu pequeño, siendo clave el escoger, no solo productos especializados y aptos para su edad, sino también cepillos y peines adecuados para los consentidos de la casa.
• Habla con tu pequeño sobre la caída del cabello. La pérdida de cabello puede ser perturbadora para cualquier persona, a cualquier edad. Pero puede ser especialmente traumático para un niño.

  Si notas a tu pequeño preocupado por el tema, puedes explicarle por qué ocurrió la pérdida del cabello, ya sea por causa clínica o por alguno de los motivos que te mencionamos anteriormente, y coméntale, además, cómo planeas solucionar el problema. Recuerda que lo más importante en tu camino como madre es confiar en tu instinto, y de seguro sabrás brindarle las palabras adecuadas, y dar con la causa y la solución propicia para la situación.

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